Situemos por un momento el contexto de la situación. Seguimos en
los inicios de los noventas, las películas de acción y ciencia ficción invaden
los cines con películas como Terminator y Alien, el thrash metal llega a su
cumbre más alta con bandas como Metallica y Pantera; y los videojuegos están en
los mejores días de su vida hasta el momento. Id Software apenas
llevaba un año de haber lanzado Wolfenstein 3D en mayo de 1992,
consiguiendo dominar tanto el género como el mercado de una manera inigualable
hasta el momento. El modelo shareware del título (Que ofrecía el primer capítulo gratis y el resto del contenido después de pagar) junto con su pronta secuela
directa, Spear of Destiny, en septiembre del mismo año, mantenían a la
compañía como un competidor relevante frente a los productos de los veteranos
(Títulos como King’s Quest VI, Ultima Underworld e Indiana
Jones and the Fate of Atlantis). Id Software, ahora con más
libertad y un presupuesto aún mayor, dio rienda suelta a lo que los limites de
la tecnología de esos tiempos y la creatividad de sus mentes podían alcanzar. El
resultado, producto de todo esto anterior, es lo que quizás se conoce como uno
de los juegos, sino EL JUEGO, más grandes y más revolucionarios de la historia
de la industria.
Esta es una pregunta difícil de contestar, al menos para intentar expresarlo propiamente, sino de la mejor manera...
¿Qué es DOOM?